La Calle de Quero ubicada en el Centro histórico de Cartagena posee una tenebrosa leyenda que relata un hecho macabro ocurrido en una de las antiguas casonas coloniales que se encuentran en esta calle.
Según relata la leyenda, en dicha casa vivió un hombre muy rico y avaro llamado Miguel Cuero el cual decidió un día cambiarse el apellido a Quero porque a su madre le solían decir “Cuero de gato curtido” y por ello no le agradaba este apellido.
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Se dice que siempre estaba pendiente de su fortuna, la cuál heredo de unos parientes lejanos, un día escuchó ruidos en su casa, temiendo que pudiese haber entrado un ladrón se dirigió de inmediato hacia el baúl donde guardaba sus cosas preciadas y empezó a revisar minuciosamente que no faltara absolutamente nada de su tesoro, mientras se encontraba en esta tarea la pesada tapa del baúl se cerró cayéndole encima de la cabeza y matándolo en el acto.
Días más tarde los vecinos empezaron a sentir un olor extraño proveniente de la propiedad, así que decidieron llamar a las autoridades, al llegar al lugar las autoridades ingresaron a la fuerza y se encontraron con el cadáver del Miguel Quero ya descompuesto y con gusanos caminándoles encima, a partir de ese momento se empezaron a tejer toda clase de historias y leyendas respecto a la calle del quero y respecto a dicha casa. Hasta el punto que las personas dejaron de pasar frente a ella.
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Se dice que cierto día un hombre se encontraba frente a dicha casa fumando un cigarrillo y vio como desde el bacón alguien le pedía candela (para encender un cigarrillo), cuando de repente vio como una mano larga y esquelética le arrebataba el cigarrillo lo que hizo que se privara del susto. También se dice que un día llego un antioqueño decidido a exterminar dicho fantasma de la casa, pidiendo permiso se alojo en la tenebrosa casona, esa misma noche empezó a escuchar ruidos se armo con el revolver y vio como una sombra pasaba delante suyo entonces le disparo 6 tiros; sin embargo quedo más sorprendido cuando las 6 balas de fueron devueltas mientras una voz tenebrosa le decía “ A mi no me hacen daño tus balas; ahí te las devuelvo”, tras aquel suceso se dice que el señor se volvió loco y termino en un manicomio
