Cuenta la leyenda que en Cartagena de indias, en la Iglesia y Convento de Santo Domingo, hay una escultura en madera de un Cristo que tiene una historia muy interesante.
Cuentan que cierto día llegó un señor misterioso a la iglesia y le comentó al padre encargado de ésta, que a él lo habían contratado para realizar la escultura en madera de un Cristo, el padre lo recibió y le consulto qué necesitaba para realizar su labor, el escultor le contestó que un tronco.
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El padre salió a caminar por la playa y encontró un tronco, el cual llevo hasta el escultor, pero este le dijo que el tronco era muy pequeño; Entonces el padre regreso a la playa y lo volvió a tirar al mar. Al día siguiente, el padre salió nuevamente a la playa y encontró el mismo tronco pero este se encontraba más grande y se lo llevó nuevamente al escultor, pero éste lo rechazó aludiendo que el tronco no tenía el ancho necesario. Nuevamente el padre regreso a la playa y lo arrojó al mar. Al día siguiente el padre salió a caminar a la playa y encontró el mismo tronco pero, esta ves estaba más ancho, lo recogió y lo llevo hasta el escultor.
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Al presentárselo al escultor este le dijo que era perfecto y que comenzaría a trabajar enseguida; el misterioso escultor se encerró por días en una habitación de la cual no salía, la comida se la daban por debajo de la puerta, después de cierto tiempo el padre ya no escuchaba ningún ruido en aquel lugar, así que preocupado de que le hubiese pasado algo al señor decidió derribar la puerta; al hacerlo se dio cuenta de que había una hermosa escultura de un Cristo hecha en madera sobre una mesa, pero de aquel misterioso escultor no había rastro.
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